Al cuento se han añadido algunos nuevos detalles coherentes con la investigación actual. Los ancianos de la zona lo contaban en primera persona, como si ellos fueran los protagonistas.
El niño Tekhai
Era una noche fría.
“Lhioté Nákhara”, el gran ojo blanco, anunciaba una vez más el ataque de la bestia Tekhai, que cada año reclamaba un habitante de nuestra tribu. Normalmente niños o personas débiles.
Aquel año fueron frecuentes sus ataques, pues los pequeños animales de la isla no la saciaban. Había tenido dos crías, aunque había perdido una poco antes de aquella noche a manos de uno de los nuestros.
Esto no impidió que atacara asiduamente, acostumbrada a nuestra carne.
Esa noche, estaba sólo con madre Akuta. Padre Mokui había muerto tres años antes. Hermano Natauru, había salido a pescar “Barpat”.
Tekhai fue silenciosa, pero madre Akuta reaccionó e intentó protegerme. De pronto, cría Tekhai apareció a través de una ventana lateral y sin apenas esfuerzo se llevó a madre Akuta. A veces Kauchenúnn podía ser muy cruel. Madre Tekhai no me había visto, tan pequeño, y cuando se dio cuenta de que estaba allí, cambió el semblante, cuidadosamente me cogió con su boca, y ya no recuerdo más, hasta que me desperté en una cueva, sobre su pelaje.
Hermano Natauru estuvo triste primero, luego furioso. Así que decidió que madre Tekhai había matado demasiados de los nuestros. No sabía que yo aún estaba con vida.
Tardó varios “Lhioté Nákhara” hasta que descubrió la guarida de Tekhai. Siguió el rastro días y noches, casi hasta perder la esperanza de encontrar el cubil.
Mientras, yo me acostumbré a comer carne y a los cuidados constantes de mi nueva madre. Aún recordaba a mi hermano Natauru, y a madre, y a padre. Pero había perdido ya el miedo y jugaba a menudo con mi nuevo hermano.
Amanecía un cierto día. Dhaulum Nákhara, el gran ojo, observaba Kauchenúnn como cada mañana.
A pesar de ello, desperté con frío. Normalmente madre Tekhai estaba caliente y nos protegía del frío nocturno, pero esa mañana no. Estaba fría y no se movía. Era muy vieja ya y los Tekhai no vivían demasiado. Me sentía extraño.
Con respecto a hermano Tekhai, no tuvo tiempo de entristecerse, pues en ese preciso instante apareció Natauru con Kakur, su arco, tensado completamente. Soltó la cuerda y su flecha se clavó en el cuerpo sin vida de madre Tekhai. Rápidamente tensó de nuevo Kakur para apuntar hacia hermano Tekhai, pero yo me puse delante, sin pensarlo demasiado, pero tuve que hacerlo, se habrían matado entre ellos.
Hermano Natauru no llegó a ver como me puse delante. Su arco me apuntaba pero no estaba mirando hacia mí. Se había dado cuenta de que madre Tekhai ni siquiera se había movido. Estaba petrificado, decepcionado quizá, al no haberla matado él mismo, ni me había visto. Al acercarme y tocarlo reaccionó y volvió a centrarse en hermano Tekhai, miro hacia mí, confuso, y volvió a mirar hacia hermano Tekhai, apuntándolo esta vez con precisión. Me dijo:-sal de aquí. Yo le hice caso sin saber muy bien porqué, y un rato después salió Natauru. Le pregunté si había matado al cachorro Tekhai, y dijo:-No.
Hermano Tekhai no nos siguió. En aquel momento pensé que era mejor dejarlo así. Esa vez Kauchenúnn fue compasiva.
No volvimos a saber nada de hermano Tekhai hasta que cierto día, de caza con hermano Natauru, notamos que nos acechaban. Natauru apenas tuvo tiempo a tensar a su arco Kakur, cuando un Tekhai se abalanzó sobre el. No tuve dudas, era hermano Tekhai. Me miró y me reconoció, pero Natauru ya no se movía, así que se lo llevó igualmente, porque era su presa, y tenía hambre. Ya no siento rencor alguno. Kauchenúnn a veces es así de cruel, pero así como da, a veces recibe, y no siempre es lo que uno quiere.
FIN